Confieso que a veces me es complicado comprender a las personas y es por eso que me hallo en busca de alguna respuesta que me ayude en dicha tarea. Para hacerlo, veo necesario antes encontrar algo en el ser humano que nos sea individualmente propio: la residencia del alma. De manera que entendiendo lo que somos, pueda llegar a comprender lo que hacemos. Mi punto de partida es que si realmente soy algo más que materia extensa, debería llegar a un punto donde eso que soy, lo fuera de por sí. Que realmente halla algo dentro de mí, que me sea propio, que me sirva para afirmar que no por haber nacido en los dominios de una constelación u otra, en los EEUU o en una tribu australiana, fuera a ser una persona radicalmente diferente. Es decir, que mi libre albedrio no solo se corresponda con tener autonomía de acción, sino también con tener la libre elección de ser lo que quiera, de ser un auténtico yo. Que la consciencia que tenemos de nosotros mismos, no sea un mero engaño de la mente. La...