Ir al contenido principal

Almas compañeras

Mirada penetrante

Al igual que sucede con ciertas canciones, que cuantas más veces las escuchas con el pasar de los años, más eres capaz de dilucidar sus verdaderos significados, ocurre con la vida misma. Según vas creciendo eres capaz de comprender ciertos aspectos de ella, que antaño pasaste por alto y que tanto sufrimiento te ha costado.

En un momento dado eliges y no hay elección buena o mala. Pues nadie elige una opción creyendo que es peor que la opción contraria. No tenemos la posibilidad de nacer sabiendo. Llevado hasta el extremo, se podría aceptar aquello de que finalmente es la propia vida la que te lleva por sus propios caudales.

Tras dichas elecciones, hay personas que entran y personas que salen de tu vida, es inevitable. Y además, algunas de ellas, lo hacen de manera dolorosa, injusta o abrupta. Son esas personas a las que hemos amado tanto, con las que se nos detenía el mundo, y con él, nuestra respiración al mirarlas, las que hacen mella en nosotros de por vida. Son esos amigos que adoraste, los que te llenan de nostalgia el corazón al acudir a tu mente.

Con el lento pero inevitable transcurrir del tiempo entiendes, que son personas que te van a acompañar día tras día hasta el fin. En cada paso que des, decisión que adoptes o evolución de tu personalidad. Que no solo son recuerdos, sino almas compañeras, que de manera invisible para los demás, e incluso para ellas mismas, te acompañan en tus aventuras y desventuras.

Y por mucho que lo intentes con todas tus fuerzas, es algo inalcanzable. A esas personas no se las puede olvidar, tampoco asimilar su perdida, ni siquiera apartarlos de tu mente. Van contigo de la mano por siempre.

Así pues, lo más lógico es no gastar fuerzas ni tiempo en hacerlo. Simplemente queda desear que tu corazón sea lo suficientemente grande como para que sean capaces de entrar más personas en tu vida, con al menos, la misma fuerza que otras lo hicieron.

Comentarios

  1. Menos mal que existen esas personas en nuestras vidas, de lo contrario nuestras existencias perderían gran parte de su significado.

    Un abrazo Alejo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Madurar o evolucionar

Alguien madura cuando la vida le da suficientes golpes como para aprender que haciendo determinada acción, obtienes mas resultados negativos que positivos. Es decir, se aprende de forma animal. Evoluciona quien conscientemente mira retrospectivamente al pasado y analiza cómo ha cambiado su vida y el por qué ha cambiado, y quien en un ejercicio de introspección, se ve a sí mismo desnudo, y se pregunta si debería cambiar y hacia qué tipo de pensamiento. - No has madurado. Sigues siendo tan cabezón como siempre, te harás daño si sigues intentando romper esa piedra-. - Es que es esa cabezonería en lograr romper esa piedra la que le permite a uno conocer más que nadie tanto de la piedra, como de su propia cabeza -. Le rebato yo. No es cuestión de elegir. El evolucionar transciende al madurar. Pero por eso mismo es importante donde fijar la meta, el madurar no implica necesariamente evolucionar pero el evolucionar si implica madurar. PD: Nótese que la piedra del dialogo...

Términos y condiciones de uso

Que nadie me escupa cuando menosprecie su conocimiento cultural. Que nadie se enrabie cuando no me posicione a su favor en debates altamente dogmatizados. Que nadie se enoje al leer mis críticas sobre lo poco práctico de actuar en base a una determinada ética. Que nadie se irrite cuando le diga que su relación sentimental le ha condenado por siempre. Que nadie me atice cuando le defina como un estúpido animal preprogramado. Porque será alguien como yo quien le guie cuando muera en vida, cuando se dé cuenta de que la vida no tiene sentido per sé y necesite de consejos no-basados en conocimiento interesadamente absorbido para evitar confrontar el desierto de lo real .

Nueva temporada

El tiempo juega en nuestra contra. Hace que al disfrutar vuele y en la tristeza o el aburrimiento se haga eterno.  En caso de necesidad, la rutina nos ayuda ligeramente a domarlo. En periodos donde la rutina es el motor de nuestras acciones, este hecho favorece nuestro desempeño, puesto que nos ayuda a cumplir nuestras obligaciones sin gastar más energía de la indispensable en tomar decisiones para las acciones diarias. Sin embargo, ocurre que durante largos periodos rutinarios suceden eventos imprevistos que nos despiertan de nuestra voluntaria hibernación mental. Los más triviales no necesitan de grandes medidas para encararlos, durmiendo un par de días correctamente se encuentran soluciones fácilmente. Pero dependiendo del grado del suceso requeriremos de mayor tiempo de asimilación. Son eventos que necesitan ser superados mediante un esfuerzo activo de la persona. A veces ni siquiera son cosas que nos han ocurrido. Nuestro mundo interior también es fuente de c...

El eterno presente

Entre las cosas que nuestra sociedad considera carentes de valor o socialmente no aceptadas está la de pensar libremente. La de razonar desde 0, la de llegar a conclusiones distintas a las que piensa la mayoría, la de formular una crítica activa de los ideales y pilares sobre los que se apoyan nuestra cultura, etc. En mi caso particular, esta manera de ver la vida se traduce en un blog donde escribo mis razonamientos, inquietudes y vivencias. Sin caverna no hay mito ha vivido distintas etapas, la cuales han estado marcadas por lo que siento hacia él. En su comienzo sentía muchísima vergüenza. Un adolescente siempre tiene miedo a no ser aceptado por sus amigos y familia. Buscar el equilibrio entre lo que uno es y lo que el resto de la sociedad quiere que él sea no es tarea menor. Un par de años más tarde, varios de mis amigos llegaron a él y a algunos les encantó. Igualmente la familia lo aceptó y apreció, e incluso a las novias les gustaba mi vena pensadora y escritora. Fina...

El Baile

Acto I: Soledad Como si se tratara de cualquier otra tarde, subí las escaleras que llevaban al amplio salón, salí al balcón y eché un vistazo al horizonte. En la casa de los Arini parecía no haber nadie. Tampoco en la de los Horvat o Kanellopoulou. No solo eso, los animales también habían huido de este bosque donde habité por más de 20 años. No sabría decir qué es lo que definitivamente me llevó a huir de la sociedad y de sus medievales costumbres. Sospecho que fue una mezcla entre el desgaste de una vida de intentar transformar el mundo y mi ineficacia en controlar mi descontrolada mente ante mis numerosos fracasos. No me siento especialmente mal por mi desenlace. Quién más está dispuesto a sacrificar, más pierde cuando todo por lo que ha luchado se va al garete Instintivamente al pensar en el pasado miré cabizbajo al suelo. En una hora empezarían a llegar los invitados y realmente no sabía cuántos arribarían. Cuando las grandes tecnológicas inventaron un chip implantable en el ce...