Siempre es interesante ser espectador cuando dos o más personas discuten sobre temas tabú. La conversación adquiere un tono distinto, in crescendo. Por unos minutos desconectan el piloto automático y dialogan de ser humano a ser humano.
El suicidio es uno de tantos temas que por alguna razón íntimamente relacionada con las particularidades del género humano, se trata con demasiada poca asiduidad y una de sus consecuencias es una innecesaria tensión cuando expresamos nuestra opinión al respecto. Mi objetivo con esta entrada es el de siempre. Hacer pensar al lector, inquietarlo, despertarlo del letargo.
En primer lugar, pienso que es normal que la gente se altere ante tal concepto. El suicidio está intrínsecamente relacionado con otros como el libre albedrio, Dios, la muerte, etc. Son ese tipo de conceptos sobre los cuales la gente no piensa porque consideran que es de gente aburrida y de filósofos hacerlo. Sin embargo, en sus mentes dichos conceptos se mezclan todos y cuando sale el tema del suicidio, no tienen ni pajolera idea de qué leches pensar y expresar. Ante la falta de un razonamiento previo, la gente se guía ya no solo por sentimientos (miedo a lo que viene después de la muerte), sino por instintos. Entre ellos, es el instinto de supervivencia el que nos golpea en la boca del estómago antes ni siquiera de poder razonar sobre este tema y nos deja sin respiración.
Una de mis principales obsesiones en esta vida es la libertad. No somos libres para elegir nuestra familia. No somos libres para elegir nuestros amigos. No somos libres para elegir en que época vivimos. No somos libres para elegir qué tipo de educación recibiremos. No somos libres para elegir en qué país nacer. No somos libres para elegir tener dinero o no. No somos libres para elegir estar sanos. No somos libres para elegir que deporte o equipo de futbol apoyar. No somos libres de enamorarnos o no. No somos libres de elegir nuestro ADN. Y así hasta el infinito. Las dimensiones del espacio y del tiempo limitan tremendamente nuestras experiencias en la Tierra. Vivimos oprimidos en una camisa de fuerza.
Sin embargo, si hay algo sobre la que tenemos poder de decisión en la vida. Quizás no tengamos libertad para elegir vivir, pero si para elegir morir. Y una vez llegados a este punto de la entrada, estaréis sintiendo una marea de sentimientos y pensamientos que se agolpan en vuestro corazón y hacen cola para dominar vuestra reacción a mis palabras.
El suicidio no es optar por seguir luchando contra lo jodida que es la vida o rendirse ante ella. No os engañéis, vosotros no sois “fuertes” por haber elegido luchar contra las adversidades, ¡Estáis programados para hacerlo! El razonamiento anterior no es más que un disfraz que usa el instinto de supervivencia para alentarnos a vivir. La vida no es una guerra. La clave del concepto de suicidio no está en la decisión que posteriormente se tome, sino en tener la elección de hacerlo. Estamos hablando de dignidad. Un ser humano no tiene por qué arrodillarse ante el mundo que le es impuesto.
Si un ser humano nace en una cárcel, es malcriado en una cárcel y se hace adulto en una cárcel consciente de la vida que está viviendo ¿Consideráis que ese ser humano no debe tener la opción moral de querer suicidarse? Pues la vida fuera de esta cárcel, puede ser cincuenta veces más puñetera para muchísimas personas. Y me estoy refiriendo tanto al maltrato físico (niños soldado en África, tráfico de blancas en el este de Europa, explotación laboral en el sureste Asiático…) como al maltrato psicológico que algunas sociedades tienen sobre sus gentes.
Se idolatra a los mártires que dan su vida por su patria. Se acepta y ayuda a la gente que tras quedarse paraplegicos en la cama, solicita la eutanasia. Y nos repugna la idea del suicidio. ¿Sabéis por qué es? Porque empatizamos con esos mártires debido a que el ser humano tiene como instinto el congregarnos en clanes y defenderlos. Empatizamos con la gente que esta postrada en la cama sin nada que hacer porque tememos que nos pase a nosotros. Y en cambio, el concepto de existir dignamente es algo que nos queda muy lejos para la mayoría de nosotros.
La vida es algo maravilloso que está en cada átomo del universo y células de todo ser. Pero la vida no es solo el ser humano. El ser humano es simplemente un organismo que ha evolucionado a través del tiempo y forma en la que a nuestra alma le ha tocado vivir. El ser humano es una máquina que esta por pulir y en la que a veces, algunas almas no se adaptan a vivir debido a sus múltiples imperfecciones. Cuando un ser humano se suicida, dicho ser humano no está insultando a la vida, él sabe que la vida es maravillosa pero también sabe que no puede disfrutarla.
Muchos estaréis malentendiendo mis palabras. No pretendo decir que una mujer que se ha suicidado por que ha sido esclavizada para prostituirse ha hecho bien. No ha hecho ni bien ni mal. Ha tomado una decisión que tenía sus pros y sus contras.
A los que pensáis que mi razonamiento puede ser razonable pero no os atrevéis a aceptarlo por miedo a las posibles consecuencias que este pensamiento pueda tener tanto en la sociedad como en vosotros mismos, decir que se puede ayudar a una persona con este tipo de problemas mucho mejor asumiendo “la racionabilidad” de la persona que está pensando en suicidarse, que no tomándolo como un loco y excluyéndolo de la sociedad.
El ocultar un problema ligado a nuestra raza porque no está bien visto en nuestra sociedad es tan absurdo como ocultar nuestras inclinaciones homosexuales porque la iglesia diga que es pecado. Rechazar alguna de las citadas actitudes sería dejar de lado una característica más de los seres humanos. Nunca debemos olvidar que cada ente hace y es lo que está escrito que haga y que sea en su ADN. Un cerdo jamás podrá bailar y un humano jamás podrá volar. Por lo tanto, si el ser humano tiene la elección de suicidarse es porque el suicidio es connatural al ser humano.
Encubrir un problema no hace más que empeorarlo. Y el problema no es que la gente se suicide, eso es natural. El problema está en porque prefieren suicidarse a seguir viviendo.
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Yo creo en el derecho a escoger la propia muerte y hay algo que me revienta de los "psi" (psicólogos, psiquiatras o psicoterapeutas) , su afán por etiquetar: personalidades bordeline, obsesivos compulsivos, maniaco depresivos, esquizofrénicos, etc, etc...Y cuando alguien se suicida es porque estaba enajenado transitoriamente o porque era un suicida que tenía algún trastorno mental. Ciertamente el hombre tiende a la supervivencia, sin embargo también tiende a la auto-destrucción, echando un vistado a nuestro mundo resultan obvias ambas cosas...No sé, para mí es una opción a respetar, de hecho la respeto y no pienso que tenga que existir trastorno alguno para tomar la decisión de acabar con tu propia vida...La vida también cansa, y hay personas a las que les cansa antes de lo previsto.
ResponderEliminarUn abrazo Alejo, me ha encantado.