El tiempo juega en nuestra contra. Hace que al disfrutar vuele y en la tristeza o el aburrimiento se haga eterno.
En caso de necesidad, la rutina nos ayuda ligeramente a domarlo. En periodos donde la rutina es el motor de nuestras acciones, este hecho favorece nuestro desempeño, puesto que nos ayuda a cumplir nuestras obligaciones sin gastar más energía de la indispensable en tomar decisiones para las acciones diarias.
Sin embargo, ocurre que durante largos periodos rutinarios suceden eventos imprevistos que nos despiertan de nuestra voluntaria hibernación mental. Los más triviales no necesitan de grandes medidas para encararlos, durmiendo un par de días correctamente se encuentran soluciones fácilmente. Pero dependiendo del grado del suceso requeriremos de mayor tiempo de asimilación. Son eventos que necesitan ser superados mediante un esfuerzo activo de la persona.
A veces ni siquiera son cosas que nos han ocurrido. Nuestro mundo interior también es fuente de conflicto y con frecuencia surgen en nosotros pensamientos o sensaciones que deben ser encarados con determinación para resolverlos. Ya sean para adoptar una acción o una nueva forma de vida.
Por esta razón, el ser humano a menudo recurre al concepto de temporada, estación, periodo, etapa, época, fase, ciclo, era, etc. Lo hace para diferenciar entre dos periodos separados en el tiempo en el que se da por hecho que en el más reciente se ha evolucionado. Ya sea de manera de actuar, de pensar, de trabajar, etc. Esto ocurre tanto a nivel de sociedad, como a nivel personal.
Por ejemplo, sentimos esta sensación de cambio y progreso en navidades, cuando nos volvemos a reunir toda la familia para desearnos todos juntos un próspero año nuevo. Cuando por obligación o por decisión propia cambiamos de trabajo. O cuando como generalmente ocurre en Agosto, nos vamos de vacaciones y por un corto periodo tenemos el privilegio de poder olvidarnos del trabajo.
Las vacaciones es la época ideal para asimilar todo lo que nos ha ocurrido durante el año y empezar de nuevo de cero. Sin peso adicional que cargar sobre los hombros. No obstante, no debemos creer que todos nuestros problemas desaparecerán por arte de magia sin hacer nada al respecto. Se debe tratar en primera instancia de comprender esos problemas que no hemos podido superar, y en segunda de solucionarlos. Hacerlo no nos dará la felicidad eterna, pero su ausencia, es la semilla de un sentimiento que nos ayudará a obtenerla. La semilla de la ilusión.
La ilusión, como todo en la vida, hay que ganársela proactivamente; y si no aprovechamos en periodos de vacaciones o de transición entre etapas para generarla desde nuestro interior, no va a brotar milagrosamente tampoco durante nuestra rutinaria vida diaria.
Por ello, deseo a todas las personas que se vayan a ir ahora de vacaciones o que ya las hayan disfrutado, que las aprovechen. Para descansar la mente no hace falta irse a Tenerife o realizar viajes alucinantes. Todos sabemos que a menudo durante las vacaciones uno se estresa más que se relaja. Por lo tanto, es importante que durante este corto periodo anual seamos conscientes de la trascendencia de saber relajarnos.
Este blog empieza nueva temporada con las pilas bien puestas y mirando siempre hacia delante. Al fin y al cabo, yo también he tenido tiempo para pensar durante mis vacaciones y elegir mis próximos destinos físicos, laborales e intelectuales.
¡Ánimo a todos!
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