Esa extraña sensación de estar naufragando a la deriva, de remover aguas por donde pasas, de molestar a quienes hablan y de enfadar a quienes están en aparente calma.
Sueño sin poder despertar. Ansió la llave que me permita abrir el doble cerrojo donde me hallo enjaulado. Solo deseo no convertirme en una sombra, ni vivir una ilusión.
Entonces siento su calor cuando me abraza por la mañana. Percibo como le da cuerda a mi ánima durante el día y sufro su ira cuando la enojo. Es Gaia.
Tornados, volcanes y terremotos. Acumulan su fuerza en su centro, pero su furia desmedida expanden sus devastadores efectos. ¿Podría acaso la naturaleza poseer tal poder estructurador sino tuviera en su poder también el destructor? Esto me lleva a decir lo siguiente.
Todos somos protagonistas y antagonistas del mismo guion sin director. Y es cuando me doy cuenta de ello, que me entra esa extraña sensación…
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