Veamos Hans Thomas. Si existe un Dios que nos ha creado, entonces de alguna manera somos artificiales a sus ojos. Charlamos, regañamos y peleamos. Nos abandonamos los unos a los otros, y nos morimos dejando solos a los demás. ¿Entiendes? Somos muy cojonudos, hacemos bombas atómicas y cohetes que llegan a la luna. Pero ninguno de nosotros se pregunta de dónde venimos. Simplemente estamos aquí y no nos cuestionamos nada más.
Fuente: El misterio del solitario
Fuente: El misterio del solitario
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