Ir al contenido principal

Encuentro en 4º fase

- Entonces escúchame bien, Hans Thomas. Imaginémonos que un día sales al jardín y descubres un pequeño marciano entre los manzanos. Digamos que es un poco más pequeño que tu, y en lo que respecta a si el hombrecillo es amarillo o verde, lo dejo a tu imaginación. El forastero se queda mirándote fijamente, como se suele mirar a seres de otro planeta. La cuestión es cómo reaccionarias tu.
Estuve a punto de decir que le habría invitado a un desayuno del planeta Tierra, pero dije que seguramente me hubiese entrado tal pánico que me hubiera puesto a gritar como un loco.
Mi viejo asintió con la cabeza, evidentemente satisfecho por mi respuesta. Al mismo tiempo, comprendí que tenía algo más que decir.
- ¿No crees que también le preguntarías quien era ese hombrecillo y de donde vendría?
- Naturalmente – Conteste.
- ¿No se te ha ocurrido nunca pensar que tú mismo podrías ser uno de esos marcianos?
- O un terrestre, si quieres. En realidad, no importa gran cosa como llamemos al planeta en que vivimos. Lo importante es que tú eres un hombrecillo de dos patas que anda a gatas por un planeta del universo.
- Exactamente como ese marciano.
Mi viejo asintió y continuó.
- Aunque no te tropieces con un marciano en el jardín, puede ocurrir que lo hagas contigo mismo. El día en que eso te ocurra, a lo mejor también te pones a gritar como un loco. No faltaría más, pues no todos los días descubres que eres un extraterrestre de carne y hueso sobre una pequeña isla del universo.
Entendía lo que quería decir, pero no resultaba fácil añadir nada. Lo ultimo que dijo sobre el marciano fue:
- ¿Recuerdas que vimos una película que se llamaba encuentro?
Asentí. Era una extraña película, sobre gente que descubre un platillo volante de otro planeta.
- El ver una nave espacial de otro planeta se llama encuentro en la primera fase. Si además se ve a seres de dos patas salir de la nave. Se llama encuentro en la segunda fase. Pero al año siguiente de ver encuentro, vimos otra película.
- Que se llamaba encuentros en la tercera fase.
- Exactamente. Eso es porque tocaron a esos seres de otro sistema solar. En ese contacto directo con lo desconocido lo que se llama encuentro en la tercera fase. ¿Vale?
- Vale.
Permaneció sentado, mirando la plaza con todas las terrazas y siguió diciendo.
- Pero tú, Hans Thomas, tú has vivido el encuentro en cuarta fase.
Me debí de quedar totalmente perplejo.
- Porque tú eres un misterioso ser del espacio- dijo mi viejo con énfasis. – Tú eres ese misterioso ser, y tú lo conoces desde dentro.
Yo estaba alucinado pero comprendí que mi viejo tenía razón.

Fuente: El misterio del solitario

Comentarios

Entradas populares de este blog

Madurar o evolucionar

Alguien madura cuando la vida le da suficientes golpes como para aprender que haciendo determinada acción, obtienes mas resultados negativos que positivos. Es decir, se aprende de forma animal. Evoluciona quien conscientemente mira retrospectivamente al pasado y analiza cómo ha cambiado su vida y el por qué ha cambiado, y quien en un ejercicio de introspección, se ve a sí mismo desnudo, y se pregunta si debería cambiar y hacia qué tipo de pensamiento. - No has madurado. Sigues siendo tan cabezón como siempre, te harás daño si sigues intentando romper esa piedra-. - Es que es esa cabezonería en lograr romper esa piedra la que le permite a uno conocer más que nadie tanto de la piedra, como de su propia cabeza -. Le rebato yo. No es cuestión de elegir. El evolucionar transciende al madurar. Pero por eso mismo es importante donde fijar la meta, el madurar no implica necesariamente evolucionar pero el evolucionar si implica madurar. PD: Nótese que la piedra del dialogo...

Nueva temporada

El tiempo juega en nuestra contra. Hace que al disfrutar vuele y en la tristeza o el aburrimiento se haga eterno.  En caso de necesidad, la rutina nos ayuda ligeramente a domarlo. En periodos donde la rutina es el motor de nuestras acciones, este hecho favorece nuestro desempeño, puesto que nos ayuda a cumplir nuestras obligaciones sin gastar más energía de la indispensable en tomar decisiones para las acciones diarias. Sin embargo, ocurre que durante largos periodos rutinarios suceden eventos imprevistos que nos despiertan de nuestra voluntaria hibernación mental. Los más triviales no necesitan de grandes medidas para encararlos, durmiendo un par de días correctamente se encuentran soluciones fácilmente. Pero dependiendo del grado del suceso requeriremos de mayor tiempo de asimilación. Son eventos que necesitan ser superados mediante un esfuerzo activo de la persona. A veces ni siquiera son cosas que nos han ocurrido. Nuestro mundo interior también es fuente de c...

Términos y condiciones de uso

Que nadie me escupa cuando menosprecie su conocimiento cultural. Que nadie se enrabie cuando no me posicione a su favor en debates altamente dogmatizados. Que nadie se enoje al leer mis críticas sobre lo poco práctico de actuar en base a una determinada ética. Que nadie se irrite cuando le diga que su relación sentimental le ha condenado por siempre. Que nadie me atice cuando le defina como un estúpido animal preprogramado. Porque será alguien como yo quien le guie cuando muera en vida, cuando se dé cuenta de que la vida no tiene sentido per sé y necesite de consejos no-basados en conocimiento interesadamente absorbido para evitar confrontar el desierto de lo real .

El amor como estilo de vida

Uno de los problemas de utilizar el lenguaje como código para la comunicación es que una misma palabra significa inevitablemente conceptos distintos para diferentes personas. Las palabras no solo poseen distintos significados dependiendo del contexto, sino que también dependiendo de las vivencias de cada persona varía relevantemente. Cuanta más fuerza tenga el concepto que la palabra represente, más significados y variantes tenderá a tener. Un buen ejemplo es la palabra amor. La RAE establece que tiene 14 significados. Y por si fuera poco… El tema de hoy trata sobre uno que no aparece en esa lista. Voy a pronunciarme sobre el amor como estilo de vida. Como base que fundamenta el resto, este modo de vivir implica necesariamente un amor sincero por la vida y a todo lo que pertenece a ella; tangible o intangible. Hay que aceptar la vida tal y como es porque así tenía que ser. Los seres humamos somos unos listillos y capullos porque de otra manera no habríamos sobrevivido al intransigen...

El Baile

Acto I: Soledad Como si se tratara de cualquier otra tarde, subí las escaleras que llevaban al amplio salón, salí al balcón y eché un vistazo al horizonte. En la casa de los Arini parecía no haber nadie. Tampoco en la de los Horvat o Kanellopoulou. No solo eso, los animales también habían huido de este bosque donde habité por más de 20 años. No sabría decir qué es lo que definitivamente me llevó a huir de la sociedad y de sus medievales costumbres. Sospecho que fue una mezcla entre el desgaste de una vida de intentar transformar el mundo y mi ineficacia en controlar mi descontrolada mente ante mis numerosos fracasos. No me siento especialmente mal por mi desenlace. Quién más está dispuesto a sacrificar, más pierde cuando todo por lo que ha luchado se va al garete Instintivamente al pensar en el pasado miré cabizbajo al suelo. En una hora empezarían a llegar los invitados y realmente no sabía cuántos arribarían. Cuando las grandes tecnológicas inventaron un chip implantable en el ce...