Y llegaron las navidades. Un periodo de tiempo donde todos nos volvemos mejores personas y disfrutamos de la proximidad de nuestros seres queridos. Las ciudades se vuelven iluminadamente cristianas y nos envuelve en un halo de engañoso espíritu navideño. Un tiempo en el que cualquier transeúnte ajeno al bullicio estacional, creería firmemente que celebramos 365 días al año el nacimiento de Jesucristo en Belén.
Pero con intención de analizar ese puntual espíritu navideño y los valores que predica, decir que estamos viviendo una época donde los valores humanos están siendo menospreciados. Ahora cualquier persona que hable sobre valores, por lo general se le considera anticuada o pasada de moda. Los valores los estamos redefiniendo para que encajen en nuestra nueva forma de vivir, en esta sociedad cada día más liberalista, donde lo que está de moda, son aquellos valores que nos permitan ser libres, y que nos ayuden a evadir responsabilidades.
Parecerá simplista, pero todos, todos, todos los problemas que existen en el mundo actual se deben a nuestra gran falta de valores. Y es que analizando nuestra vida diaria, todo está impregnado de mierda, de mentiras, de crueldades, de cuernos, de zorras, de cabrones, de malas personas, de individualismos, de competencia, de racismo, de puñaladas de amigos que no esperabas, de personas que desean malos deseos para sus no tan amigos o enemigos…
La gente, para variar, intenta excusarse en los demás. ¡La gente de la calle no para de poner a parir a los políticos por lo malos que son! Qué decir de las críticas hacia nuestros amigos, conocidos o enemigos… ¡a todas horas! (si es que nosotros somos perfectos claro). También, por supuesto, siempre andamos buscando chismorreos actualizados, de los cuales podamos reírnos y porque no, burlarnos y propagarlos a la velocidad de la luz con la intención de joderle la vida al protagonista del rumor.
¿Pero en qué coño nos estamos convirtiendo?
Creo que la navidad tiene que ser momento de reflexión. Y a poder ser, un punto de inflexión. Estoy harto de la falsedad, de la insinceridad, de la falsa amistad y del falso cariño, harto. Joder, el cambio en el mundo tiene que empezar por nosotros mismos, los demás no van a dar nada por nosotros, desde lo más hondo de nosotros, desde lo mas profundo de nuestro alma. Pensar, reflexionar y cambiar. Porque nadie nace excesivamente más sincero que nadie, porque nadie nace interiormente más sabio que nadie, simplemente hay personas que han reflexionado sobre que quieren ser en la vida, se lo propusieron alguna vez, y lo consiguieron en mayor o menor nivel.
La navidad, en mi opinión, no debería tratarse de sentirse más felices, sino de hacer más felices a los demás.
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