Para los griegos la música era el arte de las musas. Sentimiento puro.
Su razón de ser es la de crear sensaciones, atraer sentimientos. No solo nos pone alegres o tristes, no solo nos excita o nos calma, no solo nos hace creer en la magia o incluso en el amor. Es algo más. Algo que no se puede explicar sin acudir a la ciencia. Según la wikipedia, la música es el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos. Casi nada.
A quienes consideran la música un regalo de Dios, no les falta razón. Hace la vida diferente, más interesante, más profunda. De alguna manera todo el mundo tiene canciones que les han marcado. Y esto sucede hasta un punto en el que cualquier persona puede resumir a grandes rasgos su evolución como ser humano a base de canciones.
He de reconocer que yo nunca he sido un apasionado de la música. Nunca encontré un tipo de música propio, canciones con las que disfrutar. De hecho, hasta los 16 años no escuchaba nada de música. Pero fue entonces, cuando escuche la canción que haría despertar en mí ese gusto por la música. Estaba en la edad del pavo y como cualquier chaval de la edad, pocas veces me había parado a pensar en lo que me deparaba el futuro. Y fue esta canción la que logró lo que no había conseguido ninguna otra, me hizo conocerme a mí mismo. Me hizo saber lo que no quiero ser en esta vida. Un don nadie.
Su razón de ser es la de crear sensaciones, atraer sentimientos. No solo nos pone alegres o tristes, no solo nos excita o nos calma, no solo nos hace creer en la magia o incluso en el amor. Es algo más. Algo que no se puede explicar sin acudir a la ciencia. Según la wikipedia, la música es el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos. Casi nada.
A quienes consideran la música un regalo de Dios, no les falta razón. Hace la vida diferente, más interesante, más profunda. De alguna manera todo el mundo tiene canciones que les han marcado. Y esto sucede hasta un punto en el que cualquier persona puede resumir a grandes rasgos su evolución como ser humano a base de canciones.
He de reconocer que yo nunca he sido un apasionado de la música. Nunca encontré un tipo de música propio, canciones con las que disfrutar. De hecho, hasta los 16 años no escuchaba nada de música. Pero fue entonces, cuando escuche la canción que haría despertar en mí ese gusto por la música. Estaba en la edad del pavo y como cualquier chaval de la edad, pocas veces me había parado a pensar en lo que me deparaba el futuro. Y fue esta canción la que logró lo que no había conseguido ninguna otra, me hizo conocerme a mí mismo. Me hizo saber lo que no quiero ser en esta vida. Un don nadie.
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