No hay visión más virgen que un alma inocente y espectáculo más sombrío que su padecimiento ante las sacudidas y golpes de la vida. Sacudidas que se diferencian de los golpes en que los primeros son pura naturaleza, muertes y desastres naturales; y los segundos son canallamente intencionados, por tanto, necesariamente atizados por seres humanos.
Los golpes pueden ser de diversa violencia pero hasta el más pequeño es trascendente. El corazón llora sangre y sus frutos maduran la bondad de nuestra alma para inmediatamente después, asomarse la muerte y pudrir tierras fértiles donde jamás volverán a crecer. Los ideales mutan en intereses, los estilos de vida propios en convenientes, el primer amor en amores de bolsillo, la vida en un simulacro fallido y la felicidad en una ficción.
Pero solo se pervierte quien ha fundado su vida en aparentar ser lo que no es y en conductas que ha adquirido para no ser distinto a los demás. Quien se ha adaptado a la sociedad para poder camuflarse y desvanecerse en la nada. Quien ha fracasado al no encontrar su lugar en el mundo y quien en busca de una vida mental cómoda, ha desatendido el empleo y mejora de las cualidades que nos hacen humanos y se ha dejado llevar por los instintos, pensamientos y modas de la época.
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La sociedad piensa de los niños que son unos insensatos porque actúan sin prever las posibles consecuencias de sus actos. Yo pienso de los adultos que son unos hijos de puta por dejarse convencer con ideas sobre la vida realmente absurdas y después acometer con envidia y resentimiento hacia quienes han tenido los cojones de no dejarse corromper por los golpes de la vida.
¿Y tú, vives o no dejas vivir?
No tengo nada más que añadir, breve y muy cierta tu entrada...Eso sí, digan lo que digan yo creo que vida sólo hay una, y por ello, hay que actuar en consecuencia.
ResponderEliminarUn abrazo Alejo!