El capitalismo introdujo en nuestras sociedades cambios en nuestra forma de vivir y de trabajar que han transformado la vida humana. La tremenda competitividad que incentiva ha creado el mundo tecnológico y la “democratización” de la que nos provee internet. Pero el que algo quiere algo le cuesta. Para poder ser más productivos en el trabajo hemos debido especializarnos en una determinada materia.
En mi opinión, en una época en la que todo está al alcance de la mano, el ser humano no está ni siquiera cerca de sacar todo el potencial que tiene dentro. Nos hemos centrado descaradamente en la capacidad que poseemos para hacer ciencia y crear tecnología y hemos ido renunciando a otras facetas que se ha demostrado, también hacen falta en el mundo.
La gente de letras ya no aporta sabiduría y los de números solo aportan más números. Más número de tecnologías, más esperanza de vida, más número de facilidades, etc. Y sin embargo, nada han podido hacer para reducir guerras, reducir el hambre en el mundo, aportar verdadero raciocinio a la humanidad.
Necesitamos visión global. Que cada persona sea capaz de ver las cosas desde diferentes puntos de vista. Un cambio crítico en la educación que damos a los jóvenes. Visionarios. Gente integradora, capaz de satisfacer a unos y otros sin conflictos. Jóvenes que sepan razonar, pero no de los que creen que ser libre pensador es escribir sobre un tema 30 líneas y se crean los amos de la barraca; sino de los que en su afán de querer saber, aprender y contribuir al mundo, sean capaces de leer libros bien densos de diversas materias y conviertan su vida en su discurso filosófico, cambiando con su actitud a la sociedad.
Hablemos del futuro. Según el Proyecto milenio los principales desafíos globales para la humanidad son los siguientes: Desarrollo sostenible y cambio climático, Agua limpia, Población y recursos, Democratización, Perspectivas de largo plazo, Convergencia global de tecnología de información, Brecha ricos-pobres, Temas de salud, Capacidad para decidir, Paz y conflicto, Situación de la mujer, Crimen transnacional organizado, Energía, Ciencia & Tecnología y Ética global.
No son cuestiones que un conjunto de individuos puedan resolver por sí solos, sino que se precisa de personas que aparte de saber profundamente de los temas mencionados, sean lo suficientemente sabios como para cooperar y se comporten como líderes en quienes podamos confiar. La ciencia, al igual que ocurre con cualquier tipo de conocimiento es una herramienta más, que de no ser utilizada como es debido, no sirve absolutamente para nada. Tenemos la ilusión de que el progreso es infinito y que se desarrolla de manera natural y debemos esforzarnos en eliminar dicha visión de la sociedad. Si el ser humano no empieza a funcionar de manera distinta, corremos el peligro de quedarnos sin recursos y estancarnos como una vez sucediera en la edad media. Nos faltan grandes dosis de sabiduría. ¿Dónde la encontramos?
La polimatía (del griego πολυμαθία, el aprender mucho −de μανθάνω, aprender y πολύ mucho−) es la sabiduría que abarca conocimientos sobre campos diversos de la ciencia o las artes. Así, un polímata (en griego: πολυμαθής )?, que quiere decir «que conoce, comprende o sabe de muchos [campos]», sería un individuo que destaca en diversas ramas del saber. El término se refiere a personas cuyos conocimientos no están restringidos a un área concreta, sino que dominan diferentes disciplinas, generalmente las artes y las ciencias. La mayoría de los filósofos de la antigüedad eran polímatas, tal como entendemos el término hoy en día.
También se utilizan los términos Hombre Renacentista u Hombre del Renacimiento y, con menos frecuencia, Homo Universalis (expresión latina que podría traducirse como «hombre de espíritu universal»). Este concepto fue desarrollado durante el Renacimiento italiano por uno de sus máximos representantes, el arquitecto Leon Battista Alberti (1404-1472), que afirmó que "...el artista en este contexto social no debe ser un simple artesano, sino un intelectual preparado en todas las disciplinas y en todos los terrenos". Esta idea recoge los principios básicos del humanismo del Renacimiento. Se caracterizaba por considerar al hombre como un ser todopoderoso, con capacidades ilimitadas para el desarrollo, y exhortaba a la gente a abarcar todos los campos del conocimiento y desarrollar sus capacidades al máximo. Por este motivo, muchos hombres en el Renacimiento hicieron florecer notablemente la cultura y el arte.
La mayoría de los polímatas se guiaron por este ideal renacentista. No obstante, entre ellos encontramos genios que pertenecieron a épocas muy alejadas en el tiempo. - Wikipedia.
El capitalismo ha aportado grandes dosis de bienestar a una parte del género humano pero década tras década se hace más evidente que la sociedad necesita complementarse con gente polímata. Gente que sepa combinar distintas disciplinas para llegar más allá. Necesitamos de personas sabias que guíen a la sociedad y que sirvan a los jóvenes de ejemplo para ser mejores personas.
Lo creo así porque la gente especializada también tiene sus sesgos. Los especialistas tienden a estancarse en sus propios puntos de vista. Olvidan que la realidad es plural y que su sola aproximación a ella es fragmentada. En ese camino, pierden la perspectiva y explican cualquier situación desde el área correspondiente. Su excesiva focalización les impide analizar las cosas desde diversos ángulos, mentalidad necesaria si queremos ver todo el dibujo, es decir, el sistema completo. La sociedad.
No extraña en absoluto que la polimatía fuera un rasgo principal tanto de la Antigua Grecia como del renacimiento. La sociedad ha olvidado que la filosofía de vida enseñada desde la antigüedad pretendía formar seres humanos críticos, con un raciocinio propio y preparado para improvisar y ser creativo. El renacimiento fue el resultado una vez más, de que el ser humano se diera cuenta de que es capaz de aprender, ejecutar y alcanzar todo aquello que se proponga.
Necesitamos de una nueva era de sabios que sean capaces de crear. Pero no de crear letras o números, sino nuevas sociedades que mejoren las capacidades del ser humano y se le eduque para que sepa de todo. No todo el mundo está capacitado para obtener tal cantidad de conocimiento, pero creo firmemente en que al menos el 50% de los españoles podrían a los 25 años sacarse las carreras de filosofía, matemáticas, física y arte (por mencionar algunos ejemplos) si la sociedad se empezara a tomar en serio el colegio (que actualmente es una basura y no se aprende absolutamente nada que perdure en el tiempo más de una semana) y la universidad (demasiados profesores en demasiadas universidades que no saben enseñar).
Gracias a los increíbles avances de la ciencia, estamos a las puertas de entrar en la gran era del conocimiento, que difiere de la de la Información en la necesidad de dar valor a todo la información recogida. Y de momento nos negamos a ingresar. No estamos sabiendo adquirir dicho conocimiento para transformar la realidad. De hecho, a día de hoy es la información quien nos moldea a su antojo.
Acabemos la labor que inició el renacimiento y convirtámonos en Homo Universalis. No es cuestión de memorizar el saber, sino de saber pensar. No olvidemos tampoco que la polimatía conduce a una alta creatividad, pero también a una gran armonía en las relaciones humanas. Precisamente la característica que requiere actualmente la sociedad para tener éxito en la consecución de los desafíos globales de este siglo. Cambiemos el paradigma.
Comentarios
Publicar un comentario