La clave está en la mentalidad con la que se encara la vida. A alguien que no pierde nunca la sonrisa, le parecerá que la vida le sonríe. Alguien que trata bien a las personas, será bien tratado por el mundo.
La semana pasada me encontraba subiendo el Gorbea con unos compañeros, cuando escuché algo que me hizo bastante gracia por lo ridículo de la afirmación. Una persona me dijo con asombro y cierta indignación: "¿¡Pero como es que has estado en el Tíbet, Nepal, India, Milán, Sicilia, Méjico, Toronto, Londres, Nueva York…!? ¡No has debido dar palo al agua!".
Yo "sacrifiqué" un orgasmus (erasmus) para irme a malvivir a la India. Yo estuve en Nepal y logramos acceder al Tíbet porque mis colegas y yo decidimos echarle bemoles y no pensar demasiado en los problemas que esto nos podía acarrear. Yo he residido un mes y medio en Londres lavando platos. Yo decidí con 18 añitos hacer el Camino de Santiago. Yo he estado múltiples veces en Sicilia porque he tenido los huevos de intentar una relación a distancia. Yo he vivido en Milán 6 meses realizando un proyecto de final de Máster.
No tiene sentido explayarse más. La diversión y sus derivados, como todo en la vida, no vienen por casualidad; sino de un ferviente deseo de tenerla y de experimentar al máximo la vida. No existe excusa suficientemente fuerte como para no embarcarse en nuevas aventuras. Por supuesto, acordes a vuestro nivel económico.
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