La vida se ve distinta dependiendo del cristal con el que se mire y para comprender mejor las diversas situaciones que se pueden dar, es necesario tener la capacidad de poder observarla utilizando diferentes lentes a voluntad. A continuación os voy a revelar una de las lentes que a menudo llevo conmigo.
No me ocurre el 100% de las veces ni pretendo asentar cátedra pero disfruto interactuando con las personas sin diferenciarlas escrupulosamente en niños, adultos y ancianos. Lo hago innatamente pues nunca he apreciado tantas diferencias entre unos y otros como la sociedad sugiere.
Por un lado, en contra de mi anterior afirmación, está claro que cuanto mayor es una persona, más experiencia adquiere y es capaz de tomar mejores decisiones. De la misma manera, es cierto que el cerebro humano nos invita según nuestra edad a actuar de diferentes maneras. Mientras la mente de una persona mayor se va preparando para la muerte y la va aceptando, la cabeza de un joven le invita a experimentar y a tomar riesgos.
Pero por otro lado, todos seguimos siendo seres humanos y actuamos en base a los mismos sentimientos y a la misma lógica. Las personas mayores también tienen multitud de miedos y son capaces de ilusionarse y sorprenderse por hechos cotidianos de la vida. Y los niños, al contrario de cómo se suele querer ver, tienen la capacidad de lidiar con situaciones altamente complejas.
Y es que una vez que nos quitamos las máscaras para dormir y nos deshacemos temporalmente de nuestros roles cotidianos, todos somos lo mismo. Seres humanos que viven vidas de seres humanos y que son traicionados por los sentimientos y sesgos de la mente. Al igual que los gatos viven vidas de gato y se comportan como gatos sin existir tanta diferencia entre sexos, razas y edades.
En definitiva, cuando veo a un niño no veo a una persona estúpida, con la cual solo se pueda actuar siempre como si él fuera gilipollas. Cuando estas con un niño, si le hablas como a un adulto, te responde como un adulto. No son subnormales, sino seres humanos con una capacidad intelectual muy parecida a la tuya. Cuando juegas con él, no debido a que es un niño y es lo único que puedes hacer con él, sino porque eres capaz de ver su grandiosidad como ser humano y de verle simultáneamente en todas las épocas que tiene por vivir, el niño te mira con ojos de infinita gratitud por tu simpatía. De la misma manera, a muchas personas mayores también les gusta divertirse jugando a videojuegos. Y esto no los convierte en niños, ya que la diversión no entiende de edades.
Todos tenemos un alma que por nuestra condición, está humanizada y nos empuja a vivir. Pero el alma comprende todas las edades de una persona. Si eliges probar esta lente, cuando veas cómo actúa un niño pequeño podrás intuir fragmentos de su futura personalidad. Al igual que conociendo a un anciano, podrás adivinar cómo ha sido su carácter durante su vida. Somos un 'Yo' que desde que nace hasta que muere no para ni un solo momento de sentir emociones y absolutamente todos sentimos las mismas cosas durante todas las edades, en mayor o menor medida.
Algo así como que cada edad tiene lo suyo pero que todas comparten algo...Es dificil no sesgar, pues los ciclos vitales nos determinan y nos diferencian, y es que determinan tantas cosas...Desde luego tu propuesta para mi prisma es todo un reto incluso partiendo de la base de que todos somos humanos, todos tenemos sentimientos y cierta lógica, además, estos aspectos evolucionan con nuestras edades y ciclos...No puedo prometer nada, no sé si lo conseguiré, pero me alegra volver a leerte Alejo.
ResponderEliminarUn abrazo!
En resumidas cuentas, defiendo que con ciertos niños se pueden tener conversaciones mas interesantes y en algunas casos, mas inteligentes que con ciertos adultos. Al menos a mí, a veces me sucede :D.
ResponderEliminarUn abrazo!
En eso totalmente de acuerdo...Jajajajaja....Totalmente...
Eliminartengo 5 sobrinos y son lo más inteligente y maravilloso del mundo :)
ResponderEliminarMe ha hecho muy feliz leer este comentario :).
Eliminar¡Disfruta al máximo de ellos!