La vida es como un campeonato de carreras. Quizás en algún circuito, pueda existir la posibilidad de que por sus características, permitan a un piloto mediante un atajo recortar tiempos de forma poco deportiva, dando paso así a que la avaricia y la ambición hagan presencia en su interior y logrando acabar en el primer puesto en la carrera. Falsamente creerá haber alcanzado la gloria, pero por el contrario, se estaría olvidando de las siguientes diecisiete carreras e inexorablemente le acabarían arrebatando la primera posición, tarde o temprano.
Uno no debe alcanzar su meta a cualquier precio. Puesto que los atajos solo sirven al muy corto plazo. De nada sirve esperar con ansia a los jueves universitarios, con el objetivo de disfrutar de la vida y salir de lo monótono ingiriendo ingentes cantidades de alcohol. Puesto que al día siguiente seguirás siendo la misma mierda, siendo tan aburrido como siempre e igual de insocial, más vale en ese caso aprender a ser un poco mas persona y aprender a disfrutar a diario de las pequeñas cosas de la vida. De nada sirve poner todos tus esfuerzos en encontrar pareja para elevar tu autoestima y sentirte más feliz. Puesto que tarde o temprano tendrás que intentar serlo sin él o ella y todo habrá sido una pérdida de tiempo, más vale por lo tanto, empezar a valorarte como realmente te mereces y sonreír, aunque la vida a veces te apuñale.
En la gran mayoría de las ocasiones ganar no es la meta, sino mejorar en el día a día. Puesto que ganar una, dos o tres carreras no conllevará consigo la consecución del campeonato. Sin embargo, el trabajo duro, el sacrificio y el deseo de mejorar te harán mejor y aunque a corto plazo no seas capaz de ganar ni una sola carrera, quizás en unos añitos, seas capaz de ganar un campeonato.
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