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Mostrando entradas de enero, 2016

Felicidad práctica

Aunque el sentido que le procura Immanuel Kant es diferente, me voy a servir de un minúsculo fragmento de su pensamiento para introducir esta entrada. ¿La felicidad es un fin en sí mismo o un medio para un fin? Quienes reflexionamos y escribimos sobre la vida, debido a nuestra personalidad idealista, solemos enfocar nuestros discursos de manera teórica y soñadora. Escasas veces nos metemos en el fango a hablar sobre pensamientos más prácticos, pertenecientes al mundo sensible. Esta entrada busca apoyar la búsqueda de felicidad con argumentos menos profundos y más terrenales. En una época donde los libros de autoayuda e inteligencia emocional se convierten en best sellers, se deduce que las personas buscan “algo” que las ayude a motivarse para dar lo mejor de ellos en su vida personal y en el trabajo. Y sin embargo, posiblemente el factor que mayor influencia positiva tenga en absolutamente todos los ámbitos de nuestra vida es la felicidad. Pero claro, resulta mucho más s

Ignorancia

A medida que pasan los años, si uno es lo suficientemente agudo, va asimilando determinados aspectos, conductas y patrones de la condición humana que se van repitiendo continuamente hasta que los intelectuales de ese tiempo, transformen las ideas que están de moda. Es por esta razón que buscamos estar con personas que en mayor o menor medida, gocen de un nivel intelectual semejante al nuestro. Nos aburrimos de la gente menos inteligente y por tanto, probablemente con menos inquietudes porque tienden a repetir discursos que ya hemos escuchado 3000 veces en la vida. No hace falta ser psicólogo para poder clasificar al 80% de las personas de nuestro entorno estando hablando con ellos 5 minutos. Escribo lo anterior como introducción a la siguiente afirmación. Quien realmente se siente y argumenta en contra de las personas del sur o viceversa, está dejando ver su completa ignorancia.

La Australia mágica

Parte 1: Los Koori Hoy te voy a contar un cuento sobre un pueblo de aborígenes llamado Koori donde con frecuencia anual acontecían milagros entre sus gentes. Se situaban en el sur de la actual Australia y eran cazadores recolectores. Su manera de vida autárquica influyó hondo en sus espíritus y su cultura, y vivían en perfecta comunión con los dioses y la naturaleza. Todo era de una belleza inimaginable. Los días 17 y 18 de Julio celebraban dos días de fiesta ininterrumpida donde entre ritos y costumbres, eran los trovadores los que tomaban especial relevancia. Con las notas musicales que producían sus didgeridoo, la fuerza sobrenatural de sus voces y sus versos totalmente improvisados y carentes de un significado concreto; el poblado adquiría tonos de fuerte contraste y hacían sentirse al pueblo en total comunión con la vida. Pero no todo el mundo estaba sumergido en la hipnótica celebración. Una serie de indígenas comenzaban el día 17 el viaje de sus vidas. Una pe