Como ocurre siempre que no tengo nada con lo que entretenerme y mientras veo los diferentes paisajes sucederse en el tren de Madrid a San Sebastián, mi mente empieza a naufragar en un sinfín de pensamientos tan descontrolados que de manera inmediata, me hacen recordar mi compleja adolescencia. La vida es algo que pasa sin pena ni gloria. A partir de una edad debido a las responsabilidades que te han ido cayendo con la edad, vives para trabajar. Quizás por eso se hace más sencillo vivir de adulto que de joven. Sin embargo, al igual que la niña de rojo de La lista de Schindler , hay entidades que dan color a una vida insulsa. Aunque contradictorio, los libros gastados por el uso de una librería aportan al lugar una frescura al entorno que parecen invitarte a permanecer ahí un largo periodo de tiempo. Incluso en el día más rutinario, el olor a café es capaz de evocar en una mente cansada, recuerdos que se creían olvidados; capaz de convertirte en vapor de agua y trasladarte a mundos tan