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Mostrando entradas de marzo, 2012

Pureza humana

Las artes son realidades de difícil descripción, algo que desde antaño no ha ayudado a su entendimiento. Sin embargo, ante la artificialidad que impregna todo cuanto conocemos, tiene más de real que la vida . Nuestras historias suceden en un mundo artificial en el que todavía no se sabe a ciencia cierta, si forma parte esencial de la evolución humana o simplemente responde a los intereses de unos pocos accionistas en el sistema. En el afán del ser humano occidental de sentirnos poderosos, desterramos a los dioses existentes al infierno y nos colocamos en su trono, limitándonos desde ese momento a vivir nuestra vida excluyendo de ella todo lo que no nos gustase o conviniese, llegando incluso a vender nuestra alma a cambio de ropa fabricada por niños esclavizados. La muerte fue vilmente desterrada de nuestros miedos ancestrales. Ya no se la teme, o al menos hemos decidido no tenerla en cuenta. Fumamos, bebemos y malcomemos en un sucio intento de desprestigiarla. Sin embargo, como aqu

El laberinto sentimental: Parte II

Lo primero, disculparme por la extensión de la entrada. Sé que es muy pesado a menudo embarcarse en tal vorágine de palabras y mantenerse cuerdo, pero es difícil resumir y a la vez explicar las tesis de un libro tan lleno de información interesante. Lo que sentimos está determinado por elementos coyunturales y estructurales. Coyunturales son los que cambian continuamente: la situación real, mis intereses momentáneos, el estado en que me encuentro. Los estructurales son más estables y se refieren a lo que con gran vaguedad llamamos temperamento, carácter o personalidad.  Desde otro punto de vista, se podría decir que lo que sentimos lo determinará nuestro balance sentimental, que no es más que la interacción entre los siguientes cuatro elementos: La situación real, los deseos, las creencias y expectativas, y la idea que el sujeto tiene de sí mismo y de sus habilidades. Parece lógico pensar, que al sujeto le invade un sentimiento en el momento en el que un hecho choca con sus deseos

El laberinto sentimental: parte I

"Somos inteligencias emocionales. Nada nos interesa más que los sentimientos, porque en ellos consiste la felicidad o la desdicha. Actuamos para mantener un estado de ánimo, para cambiarlo, para conseguirlo . Son lo más íntimo a nosotros y lo más ajeno. No sentimos lo que querríamos sentir. Somos depresivos cuando quisiéramos ser alegres. Nos reconcomen las envidias, los miedos. Los celos, la desesperanza. Desearíamos ser generosos, valientes, tener sentido del humor, vivir amores intensos, librarnos del aburrimiento, pero nos zarandean emociones imprevistas o indeseadas. Incluso un sentimiento tan tranquilo como la calma, nos “invade”. Podría leerse la historia de nuestra cultura como el intento de contestar a una sola pregunta: ¿Qué hacemos con nuestros sentimientos?" Los sentimientos son quienes juzgarán nuestra vida cuando esta se nos vaya acortando y quienes ya lo vienen haciendo desde que nacimos. La vida no la podríamos sentir como un fenómeno consciente sin ellos. S